Los anacardos son uno de los frutos secos más globalizados en todo el mundo. Los encuentras en todos los continentes como snack y como ingrediente en la cocina. Tienen un sabor suave y mantecoso, los puedes comer naturales o tostados, con sal o sin sal y son muy versátiles en la cocina (¿quién no ha probado o cocinado un curry con unos anacardos "flotando" por la salsa?) Pero es que, además de ser ricos, son muy saludables: ricos en grasas insaturadas, proteína vegetal y minerales. Con el aumento del consumo de productos veganos, la mayoría de "quesos veganos" (no las lonchas) se hacen con anacardos.

Pero, como casi todos los productos, su cadena de valor plantea serios retos sociales que el Comercio Justo ayuda a resolver. En este artículo te contamos por qué elegir anacardos ecológicos y de Comercio Justo marca la diferencia.

¿Son saludables los anacardos?

Integrados con moderación en una dieta equilibrada, los anacardos aportan grasas monoinsaturadas cardioprotectoras, proteína vegetal, fibra y minerales (magnesio, cobre, fósforo). Son ideales como snack (ración orientativa ~30 g), en cremas untables, salsas o repostería. También los sustituto a los quesos de leche de animal se elaboran con anacardos.

Su comercio mundial: del campo africano al procesado en Asia

Aunque gran parte del anacardo se cultiva en África Occidental, con frecuencia el fruto se exporta en crudo a Asia (sobre todo India y Vietnam) para el descascarillado y procesado por escala industrial y costes logísticos y de allí van para Europa y USA. Pues eso, a emitir CO2 tanto en el viaje de ida como el posterior a Europa.

Y claro, el valor añadido no se queda en el país productor. El reto —y la oportunidad— está en crear valor en origen: cuando la nuez se abre y procesa en el país productor, mejora el ingreso local, la estabilidad del empleo y se evitan “viajes” innecesarios.

Ejemplos que suman

Iniciativas de Comercio Justo en Burkina Faso impulsan el descascarillado en origen, con empleo local, formación y salarios más justos, además de ahorrar CO₂ frente a envíos de ida y vuelta. Los anacardos que encontrarás en nuestra tienda (en breve), así como la crema de anacardos (un 62% de anacardos!) se importan directamente de Burkina Faso, evitando el paseillo a la India o Vietnam.

Los riesgos para las manipuladoras (y cómo se corrigen)

El anacardo tiene entre sus capas un líquido cáustico (CNSL). Sin equipos y protocolos adecuados puede causar dermatitis y quemaduras químicas en quienes lo manipulan, un trabajo realizado mayoritariamente por mujeres. El Comercio Justo exige EPIs (equipos de protección), formación, pausas y salarios dignos, además de trazabilidad y auditorías externas.

Te mostramos en un video (está en inglés) de cómo les queda a las mujeres las manos después de manipular los anacardos. No solo las manos, el trabajo a destajo, sin garantizar nada y cobrando 3 dólares al día. Está "en tus manos" la elección de un anacardo ecológico y de Comercio Justo o seguir comprando los anacardos sin tener en cuenta lo que hay detrás. Elige sostenibilidad tanto medioambiental como social.

Y un segundo vídeo (también en inglés) que explica las condiciones en Kenia. Por un salario que llega a duras penas a 1€/día.

Por qué elegir ecológicos y de Comercio Justo

  • Ecológicos: cultivos sin pesticidas de síntesis, suelos y biodiversidad mejor cuidados.
  • Comercio Justo: contratos estables, precios mínimos más justos, seguridad laboral y post-procesado en origen siempre que sea viable.

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